lunes, 24 de marzo de 2014

Cuento VII de "El conde Lucanor", don Juan Manuel

El exemplo VII de “El Conde Lucanor” es uno de los más conocidos de esta obra de Don Juan Manuel, una de las muestras más notables de toda la prosa medieval y la obra en prosa castellana más importante del siglo XIV. La historia pertenece a la tradición oral y se ha transmitido de generación en generación en múltiples variantes. En general, se lo suele conocer como “el cuento de la lechera”.

A continuación, el texto íntegro. Y posteriormente, haciendo click en "más información", el comentario. Gracias, como siempre, por "megustear", compartir y comentar.


Lo que sucedió a una mujer que se llamaba doña Truhana


Otra vez estaba hablando el Conde Lucanor con Patronio de esta manera:

-Patronio, un hombre me ha propuesto una cosa y también me ha dicho la forma de conseguirla. Os aseguro que tiene tantas ventajas que, si con la ayuda de Dios pudiera salir bien, me sería de gran utilidad y provecho, pues los beneficios se ligan unos con otros, de tal forma que al final serán muy grandes.

Y entonces le contó a Patronio cuanto él sabía. Al oírlo Patronio, contestó al conde:

-Señor Conde Lucanor, siempre oí decir que el prudente se atiene a las realidades y desdeña las fantasías, pues muchas veces a quienes viven de ellas les suele ocurrir lo que a doña Truhana.

El conde le preguntó lo que le había pasado a esta.

-Señor conde -dijo Patronio-, había una mujer que se llamaba doña Truhana, que era más pobre que rica, la cual, yendo un día al mercado, llevaba una olla de miel en la cabeza. Mientras iba por el camino, empezó a pensar que vendería la miel y que, con lo que le diesen, compraría una partida de huevos, de los cuales nacerían gallinas, y que luego, con el dinero que le diesen por las gallinas, compraría ovejas, y así fue comprando y vendiendo, siempre con ganancias, hasta que se vio más rica que ninguna de sus vecinas.

»Luego pensó que, siendo tan rica, podría casar bien a sus hijos e hijas, y que iría acompañada por la calle de yernos y nueras y, pensó también que todos comentarían su buena suerte pues había llegado a tener tantos bienes aunque había nacido muy pobre.



»Así, pensando en esto, comenzó a reír con mucha alegría por su buena suerte y, riendo, riendo, se dio una palmada en la frente, la olla cayó al suelo y se rompió en mil pedazos. Doña Truhana, cuando vio la olla rota y la miel esparcida por el suelo, empezó a llorar y a lamentarse muy amargamente porque había perdido todas las riquezas que esperaba obtener de la olla si no se hubiera roto. Así, porque puso toda su confianza en fantasías, no pudo hacer nada de lo que esperaba y deseaba tanto.

»Vos, señor conde, si queréis que lo que os dicen y lo que pensáis sean realidad algún día, procurad siempre que se trate de cosas razonables y no fantasías o imaginaciones dudosas y vanas. Y cuando quisiereis iniciar algún negocio, no arriesguéis algo muy vuestro, cuya pérdida os pueda ocasionar dolor, por conseguir un provecho basado tan sólo en la imaginación.

Al conde le agradó mucho esto que le contó Patronio, actuó de acuerdo con la historia y, así, le fue muy bien.

Y como a don Juan le gustó este cuento, lo hizo escribir en este libro y compuso estos versos:

En realidades ciertas os podéis confiar,
mas de las fantasías os debéis alejar.



COMENTARIO

Se trata de un texto literario y narrativo. Es literario, ya que hay un evidente interés por embellecer el lenguaje; y en él prima la modalidad narrativa, ya que se relatan los acontecimientos que les ocurren a unos personajes. Además de esa modalidad narrativa, también destaca la modalidad textual dialógica, ya que la mayor parte del texto es ocupada por el diálogo de los protagonistas.

En realidad, se trata de una narración dentro de una narración, por lo que el juego de narradores es un tanto complejo. En un primer nivel, se encuentra la narración sobre el conde Lucanor y Patronio, en la que mantienen un diálogo. En este nivel, el emisor es un narrador en tercera persona, que es una voz externa que apenas aparece en todo el relato, excepto en la primera línea en las cuatro líneas finales, donde, además, el propio autor aparece en el texto añadiendo la moraleja final en verso. El receptor es el lector de la obra. El destinatario, ese lector ideal que estaba en la mente del autor de la obra, es un público amplio, ya que el autor pretende transmitir una enseñanza y, por tanto, utiliza un lenguaje accesible para divulgar de forma amplia sus reflexiones.

En un segundo nivel, se encuentra ese cuento dentro del cuento, en el que Patronio se convierte en el narrador, el conde Lucanor es el receptor, y el mensaje es el exiemplo con el que el consejero pretende convencer al noble para que tome la decisión correcta. El canal utilizado en el primer nivel es el texto escrito, mientras que el canal de comunicación en el segundo caso es auditivo, ya que la conversación se da de forma oral. En ambos casos, el código utilizado es el lenguaje verbal, más concretamente, la lengua castellana.

La finalidad de la comunicación en todo caso es la de convencer. Patronio pretende convencer al conde de que actúe con prudencia y de que a la hora de tomar decisiones sólo tenga en cuenta las realidades inmediatas. Al mismo tiempo, el autor del texto pretende convencer a los lectores de que esa enseñanza también es válida para su vida cotidiana y para la administración de su patrimonio.

Por tanto, las funciones del lenguaje predominantes son la apelativa y la poética. La función apelativa se hace patente en las interpelaciones de Patronio al conde, como en el vocativo “Señor conde” y de derivados, de las líneas 7, 11 y 26. También se observa en el pareado final, donde los verbos aparecen en segunda persona del plural, clara apelación a los lectores. la función poética se observa en el lenguaje cuidado, las repeticiones duales y otros recursos, que comentaremos más en profundidad posteriormente.

Hasta aquí, el comentario del texto como acto comunicativo. Analizaremos ahora el contenido y los aspectos formales. En cuanto al contenido, el tema del texto es la importancia de atenerse a los hechos inmediatos a la hora de tomar decisiones, y la necesidad de evitar fundamentar nuestros razonamientos en fantasías y hechos futuribles.

Los hechos narrados en el cuento se pueden resumir así: el conde Lucanor pide a su consejero que le aconseje sobre un posible negocio que le han planteado. La ventaja de esa empresa es que sus beneficios se encadenan unos a otros, de forma que al final las ganancias serían muy grandes. Entonces, Patronio le aconseja con la historia de doña Truhana, quien iba a vender miel al mercado y en el camino se imaginaba todo lo que podría hacer con las ganancias. Tenía tantas expectativas en el rendimiento progresivo de esos beneficios que se dejó llevar por la imaginación, se distrajo, tropezó y su olla de miel se rompío. A continuación, Patronio aconseja a su señor que base sus decisiones en razonamientos y no en especulaciones. El conde aceptar el consejo y se termina la narración con un pareado que resume la moraleja.

La estructura del texto responde a la estructura típica de los exemplos de “El conde Lucanor”: el conde pide consejo a Patronio sobre un problema que le acucia (líneas 1 a 6), Patronio narra un relato para responder a las inquietudes de su amo (líneas 12 a 25), el consejero extrae sus reflexiones del relato y explicita el consejo (líneas 26 a 29), y por último el conde acepta el consejo y lo pone en práctica. Y aparece en este punto el propio autor, don Juan, anunciando que incorporará el cuento al texto y cierra el exemplo con el pareado.

En cuanto a los aspectos formales, el texto utiliza un lenguaje sencillo y a veces cercano al registro coloquial, para acercar el relato a un público amplio. Esto se observa en algunas expresiones, como “un hombre me ha propuesta una cosa” (línea 2), las repeticiones con sinónimos (“de gran utilidad y provecho”, línea 4), la reduplicación (“riendo, riendo”). Pero también observamos una clara voluntad de estilo, por la riqueza y precisión léxica (“se atiene a las realidad y desdeña las fantasías”, línea 7).

En cuanto a los rasgos morfológicos, se reconoce una abundancia de verbos. El estilo verbal es adecuado en este caso por tratarse de un relato. Los verbos aparecen en presente en la primera parte, en la que el conde plantea su diatriba; y en pretérito perfecto simple en la narración.

Por lo que respecto a la sintaxis, son muy frecuentes las oraciones largas y compuestas por coordinación copulativa. Las proposiciones están conectadas por la conjunción “y”. Hay en realidad una acumulación de esta conjunción, por lo que se trata del uso del recurso de la polisíndeton, una figura retórica utilizada en este caso para dar cohesión al texto. También el uso de conectores textuales consigue este efecto, como “luego”, “entonces”, “así”).

En conclusión, se trata de un texto literario que gira en torno a una idea fundamental, una moraleja, lo que responde a su intención didáctica. Es un texto narrativo con clara voluntad de estilo, basada en el léxico preciso, las parejas de elementos y la coordinación copulativa, entre otros recursos que dan cohesión al fragmento y confieren un ritmo general lento y reflexivo.

6 comentarios:

  1. QUIEN ERA EL DON MANUEL EN ESA OBRA

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  2. Comparto con vosotros un audiolibro de El conde Lucanor. Espero que os ayude a animaros a leer el libro.

    https://audiolibrosencastellano.com/juvenil/audiolibro-completo-conde-lucanor-don-juan-manuel-1330-1335

    Un saludo :)

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